¡Únete a nuestro equipo!
Icono de Instagram que enlaza al perfil @revistaturno
© 2025 Revista TURNO. Todos los derechos reservados.

Modelando el vacío

Escultura y oficio con Iván Mata

Índice

Mirar el vacío

Esculpir es mirar el vacío y decidir que dentro hay algo esperando. Iván Mata (@ivan_mata_sculptor) empezó en la ingeniería informática, pero encontró en la escultura —primero con masilla, ahora con modelado digital— un lenguaje más directo, más visceral. Aprendió de maestros, de museos, de figuras míticas como las de HeroQuest y, sobre todo, de esa mezcla de intuición y entusiasmo que te empuja a seguir probando. Esta conversación recorre su trayectoria entre lo digital y lo tradicional, el oficio y la pasión.

Ivan tiene 44 años —“un chaval”, bromea— nació en Madrid y estudió ingeniería informática, esto, más tarde, le ayudaría a moverse con naturalidad en los programas de modelado digital. Su entrada en la escultura no vino de una escuela ni de un plan premeditado.

“En cuanto a la formación en la escultura, di alguna clase con dos verdaderos maestros, como son Raúl García Latorre y Joaquín Palacios. Pero no tengo estudios reglados en ninguna disciplina artística.”

Hay respeto en la forma en que lo menciona: Latorre y Palacios no son solo maestros, son referentes que marcan un antes y un después. Lo demás lo aprendió a pulso, mezclando ensayo, error y la curiosidad de seguir avanzando.

Primero fueron las manos manchadas de masilla. La arcilla le obligó a ensuciarse y a pelear con la forma. Más tarde llegó el digital —hoy es la herramienta que más usa—, que amplió y agilizó su forma de trabajar.

“Empecé hace ya unos seis años a modelar en tradicional. Todavía en esa época no se estilaba mucho el modelado digital. Aprendí muchísimo sobre escultura tradicional —poses, proporciones, pesos— y creo que esto me sirvió para adaptarme más fácilmente al digital.”

Aunque ahora trabaje sobre todo en pantalla, no olvida lo que le dio el barro:

“Echo mucho de menos mancharme las manos. El proceso tradicional tiene un componente especial, de conexión con el material. Estoy convencido de que, en algún momento de mi vida, lo retomaré de muy buena gana.”

Ahí me reconozco. Yo también digitalizo muchos de mis dibujos, pero lo que más disfruto sigue siendo el gesto simple del Pilot sobre el papel, el trazo directo que no se puede deshacer.

Proceso de modelado en escultura tradicional - © Iván Mata 2018

La misma pieza, casi terminada - © Iván Mata 2018

Primer proyecto digital en ZBrush - © Iván Mata 2019

Busto digital de Iván Mata en colaboración con Kilgore HD Miniatures, 2025
Colaboración con Kilgore HD Miniatures (2025)

Colaboración con Kilgore HD Miniatures - © Iván Mata 2025

Cuando habla de su formación insiste en matizar: no estudió en una escuela de arte, pero tampoco se reconoce como autodidacta.

“Cuantos más conocimientos técnicos y artísticos adquieras, podrás afrontar los trabajos con mayor calidad y profesionalidad.”

"Mi consejo, sin ninguna duda, es trabajar con pasión. Las ganas por conseguir algo te van a llevar más lejos que cualquier conocimiento adquirido."

Al final, en todo lo que cuenta aparece la misma mezcla: lo que aprendió de otros y las ganas de seguir probando por su cuenta. Habla con respeto de los maestros que le marcaron, pero nunca como si eso bastara; lo importante, parece decir, es lo que uno hace después con ese aprendizaje, cómo lo combina con la curiosidad, con la paciencia y con esa pasión que lo empuja a seguir modelando día tras día.

Las cosas ocurren despacio, hasta que ya están ahí

No empezó con un plan ni con una fecha clara. Fue algo que fue creciendo poco a poco: primero el simple placer de esculpir, después la sorpresa de ver que otros se interesaban por su trabajo, y al final los primeros encargos, casi sin que él lo buscara.

“En este tipo de trabajos tan vocacionales y creativos, la mayoría de las veces se empieza por el puro placer de hacer lo que te gusta. A medida que vas aprendiendo y refinando tu trabajo, empiezas a recibir algún encargo —normalmente de personas de tu entorno—.”

Lo que empezó como afición acabó convirtiéndose en oficio casi sin que se diera cuenta. Primero fueron pruebas, luego encargos pequeños, y con las redes sociales el alcance se multiplicó.

“Con la explosión de las redes sociales, al final tu trabajo llega a más gente y acaban contactando contigo marcas o coleccionistas interesados.”

De hacer figuras para él mismo pasó a mostrarlas en público. Al pedirle que recuerde de dónde viene esa afición, no tarda en dar con la chispa.

“Sin ninguna duda, mi primer contacto con el mundo de los juegos de mesa y minis fue con el mítico HeroQuest. Igual tenía yo 8 o 10 años y ya flipaba jugando y viendo aquellas miniaturas.”

“Incluso intenté pintar alguna de ellas, pero sin internet ni nadie que supiera de ello, era muy complicado no hacerles un buen destrozo.”

Lo recuerda con cariño. No importaba el resultado —cuando eres niño casi nunca importa—, lo importante era intentarlo, sin tener mucha idea de lo que estás haciendo. Muchas veces, así empiezan las mejores cosas, sin expectativas

 

¿Quieres leer más entrevistas como esta?

Suscríbete a y recibe en tu correo entrevistas, análisis y reflexiones sobre rol y juegos de mesa.

Connor, la puerta de entrada

Cuando le pregunto por las miniaturas que más le han marcado, no tarda en señalar una: Connor. 

"Esta figura es muy especial, ya que considero que es la figura con la que me di a conocer a más gente del hobby, y también de la que más versiones pintadas se han visto."

Connor fue el primer busto con el que su nombre empezó a sonar. Pero más allá de la visibilidad, hubo algo que le marcó aún más: ver cómo otros pintores lo hacían suyo. Cada versión era distinta, cada pincelada contaba una mirada diferente. De pronto, la figura ya no era solo un archivo 3D o un modelo impreso; se había convertido en la confirmación de que su trabajo podía llegar a muchas manos ajenas. 

Lo especial fue ver cómo la pieza dejaba de ser solo suya para empezar a ser de todos, lo que le dio a Connor un valor especial.

Busto de Connor - © Iván Mata

Tao Khan, el tigre

Después llegó Tao Khan, el tigre. Una obra distinta, porque ya no se trataba de reinterpretar un personaje existente, sino de dar forma a algo propio desde el primer momento. Ahí estaba todo: la idea, el diseño, el modelado.

“Si tuviera que elegir una figura diseñada y modelada íntegramente por mí, creo que elegiría al Tigre (Tao Khan). Es un trabajo del que estoy bastante orgulloso, y parece que a la gente también le gustó. Como curiosidad, un ingeniero de LEGO hizo una reproducción de este tigre con piezas del propio LEGO, lo cual he de decir que me hizo bastante ilusión.”

Al no partir de un personaje ya existente, el reto era inventarlo todo: la expresión, la postura, la forma en que el cuerpo sugería movimiento incluso estando quieto. El tigre condensa lo que Iván buscaba en ese momento: energía, tensión, un punto de salvajismo.

La anécdota del LEGO lo resume bien: la figura salió de su contexto original y se transformó en otra cosa, hecha de piezas de colores encajadas una a una. Una miniatura que se volvió juguete, construcción, homenaje inesperado. Y quizá ahí esté lo más importante: que una escultura pueda generar ecos en otros medios, en otras manos, en otros juegos. 

Recreación en LEGO de Tao Khan, realizada por @moriartus, basada en la pintura de @sergiovilchesminiatures sobre la escultura original de @ivan_mata_sculptor.

Miniatura Tao Khan pintada por @sergiovilchesminiatures, sobre la escultura original de @ivan_mata_sculptor.

Todo lo que todavía no ha empezado

Si pudiera detener el reloj durante un mes entero, sin límites de tiempo ni de presupuesto, Iván no elegiría una única figura. Prefiere imaginar una pequeña serie: un conjunto de bustos que se hablen entre sí, como si cada uno guardara una parte de la misma historia.

“Ideas tengo demasiadas… Bromeo muchas veces con amigos de la cantidad de WIPs que puedo almacenar en mi PC. A mí personalmente me suele gustar mucho modelar bustos, porque me encanta dar personalidad a las caras de los personajes. Respondiendo a tu pregunta, probablemente si tuviera tiempo, no elegiría solo una figura, sino que haría una serie de tres o cuatro bustos de fantasía, relacionados entre ellos.”

"Es interesante dotar de cierta historia a las minis, para intentar que no sean simplemente un pedazo de resina."

No habla de figuras sueltas, de piezas que se acumulan en una vitrina. Habla de rostros que se miran, de personajes que parecen esperar al lado del otro, como si el sentido estuviera en la compañía; es curioso cómo incluso en lo que aún no ha empezado busca vínculos que hacen que las figuras no estén solas y se busquen entre ellas.

Puedes ver más de su trabajo —y conseguir algunas de sus piezas— en su web

Lo que viene después no es una cima, sino seguir en marcha. Iván avanza busto a busto, miniatura a miniatura, probando sin prisa, con la certeza de que lo importante no es el final, sino que siempre habrá otra figura esperando.

Su camino no se mide en metas ni en grandes planes. Incluso cuando cambian las herramientas o se abren otros lenguajes, lo esencial permanece: seguir modelando, seguir probando, y seguir buscando forma en el vacío.

¿Tú también recuerdas tu primer contacto con las miniaturas?
Cuéntanoslo en los comentarios.

Iván habla de digital y tradicional… ¿con cuál conectas más tú?

Retrato de Iván Mata Mielgo, escultor digital y tradicional de miniaturas
@ivan_mata_sculptor

Escultor digital y tradicional

@whoisrooster

Entrevista y redacción

No Comments

Post A Comment