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El 27 de septiembre, y por recomendación de @droidena —“tenéis que venir, es un eventazo”— cogimos nuestras cosas, muchas tarjetas que luego nos dio vergüenza dar, subimos al coche y, 250 km después, allí estábamos: las Freak Wars.
La primera vez que íbamos a un evento como Turno. Llevábamos poco más de un mes con el proyecto, más allá del disfrute de ir, íbamos sin saber muy bien qué buscábamos. Tal vez confirmar que este proyecto tenía lugar fuera de la pantalla.
Pudimos saludar a personas a las que ya habíamos entrevistado, o habíamos hablado. Y cuando salíamos a comer, un stand nos llamó la atención. No porque los demás no tuvieran su encanto —en las Freak Wars cada mesa tiene su propio espacio, sus horas de trabajo, su forma de mostrar lo que hacen— sino porque en este había una sensación un poco distinta, con un toque artesano, como si detrás de cada pieza hubiera una historia.
Recordamos especialmente cuando Elia dijo: “yo necesito que cada set de dados tenga su propia historia”.
Este punto de vista nos llamó mucho la atención. Seguimos hablando, intercambiamos tarjetas (Éxito: 1 menos, ya solo quedan 486) les propusimos que nos enviaran su historia, y nos dijeron que sí, que les encantaría. Así que ahora, unos meses después, compartimos aquí la historia detrás de Gnomish Crafts, escrita por la propia Elia:
Mucho antes de que la marca fuera una idea, pasé tiempo fantaseando con experimentar con resina, y lo cierto es que siempre he sentido que los objetos hechos a mano tienen alma. Quizás por eso me enamoré de los dados. Estas pequeñas piezas de resina son vehículos narrativos dan forma a cientos de aventuras, y en cada tirada existe el potencial de dar vida a mundos enteros. ¿Qué jugador de rol no ha pensado alguna vez que los dados tienen voluntad propia?
Gnomish Crafts nació del imaginario de Juan, mi compañero de vida y aventuras. Él tuvo la idea inicial: crear algo artesanal relacionado con los juegos de rol, una marca que reivindicase las partidas en persona, intentar darle un empujón a que la gente pueda seguir encontrándose alrededor de una mesa de juego. En un mundo cada vez más digital, a los dos nos motivaba mucho trabajar con las manos y crear cosas bonitas que comunicaran cariño y atención al detalle. Después de probar con prototipos de libretas de campaña, cajas de dados, y terreno, decidimos centrarnos en crear dados. Así que yo, Elia, acabé por convertirme en la resinera residente del equipo, y él, en mi ayudante incondicional y fabricador de trastos.
Cuando empecé a darle forma al proyecto, tenía muy claro que no quería una marca de dados para juegos de rol simplemente. Quería que cada set fuera el fragmento de una historia. Y ahí fue donde encontré mi lugar entre narrativa y artesanía. Desde muy joven me ha apasionado la escritura, y por eso era importante que todos nuestros dados tuviesen un Lore propio. Así, los diferentes sets se fueron convirtiendo en personajes, reliquias, en artefactos mágicos con historias individuales que los sostienen.
Inventé la Gnomita para darle un poco de fantasía y corazón a la marca. Es la alquimista que les da forma, o descubre los dados y protagoniza mis relatos. Ella es una Gnoma anormalmente larguirucha para su estatura. Tiene un poco de alma de goblin, la verdad. Es torpe, alegre, caótica, a veces inocentemente malvada, y amante de todo lo oscuro e inquietante. La verdad es que es un poco mi alter ego… quizá un poco más que un poco. Contar la historia de los dados a través de su voz y experiencias me sirvió para recuperar mi propia voz narrativa y con ella contar lo que hay dentro de mí.
Mi trabajo en el taller es tan narrativo como manual. Si nos seguís en redes, habréis visto que todo comienza con la técnica. Imprimimos los másters en resina fotopolimérica, que luego lijo, pulo y perfecciono con paciencia. De ahí paso a los moldes, y finalmente al casteo, el momento en que mezclo resina, pigmentos y, a veces, un poco de azar. Incluso cuando atacas un diseño que ya tienes claro, no hay dos vertidos iguales. Cada mezcla reacciona de manera distinta, y eso me encanta, porque en esa imprevisibilidad también ayuda a la construcción de cada historia. Cuando los dados salen del molde, los lijo y pulo a mano, uno por uno. Es un proceso largo, casi ritual. Hay veces que las historias están inspiradas en, o, por personas reales, amistades que he tenido la suerte de encontrar en la aventura que es Gnomish. Algunos son fruto de un recuerdo intenso de mi infancia. Otras, tengo grabado a fuego un nombre para un set y busco entre colada y colada una combinación que conecte. Hay dados que piden a gritos una poesía, y otros, que dan al traste con todos mis planes y he de volver a la casilla de salida. La verdad es que, para mí, crear dados y escribir son parte del mismo acto. Ambos requieren paciencia, intuición y la voluntad de dejar que el azar también tenga su papel. No siempre sé cómo quedará un set hasta que lo desmoldo, tampoco sé cómo terminará una historia hasta que la paso a través de los ojos de nuestra querida Gnomita. Hay veces que las historias parecen venir de los propios dados, y no al revés.
Intento que cada set añada un relato nuevo al mundo de la Gnomita, y me gusta pensar que cada vez que alguien usa un set nuestro en sus campañas, el Lore de cada dado se entreteje sigilosamente con las historias sobre la mesa de juego. Igual que encontramos reliquias y objetos mágicos en los mundos que exploramos en partida, tal vez esos dados fueron rescatados de una tormenta en alta mar, o encapsulan un hechizo antiguo y poderoso. Tal vez pertenecieron a una bruja largo tiempo olvidada, o formaron parte del tesoro de un dragón, con una debilidad alarmante por la cerveza, que los usó para apostar con humillante resultado. Lo más bonito para mí, es cuando alguien se lleva mis dados a casa porque conecta con su historia. Así, de alguna manera, quien los lanza, está compartiendo con nosotros su imaginación, que, en mi opinión, es lo que hace de estos juegos, una experiencia maravillosa.
Gnomish Crafts somos solo dos personas: Juan y yo. No tenemos máquinas industriales y nuestro taller es, literalmente, la mitad de nuestra casa y una mesa en un coworking donde nos dejan trabajar con siliconas y resina. Tenemos nuestras manos y nuestras ideas. En nuestra vida, hemos acabado por apostar por lo artesanal porque trabajando con las manos hemos encontrado un pedacito de paz. Es un trabajo laborioso, lento a veces, pero lo hacemos con cariño porque cada dado que sale de nuestro taller lleva un poquito de nosotros.
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Después de conocer todo lo que hay detrás… es difícil no mirar los dados de otra forma. No tanto como objetos, sino como reliquias, criaturas vivas, mundos posibles, incluso puentes entre personas.
Si queréis descubrir más sobre su trabajo —o seguir las aventuras de la Gnomita— podéis encontrarles en sus redes y en su tienda, donde cada set sigue naciendo igual: despacio, con mucho cariño, y con un trocito de quienes los crean.
Por nuestra parte, desde Turno, solo podemos decir que estas mini conexiones inesperadas son parte de lo que hace especial este proyecto.
Puedes descubrir la tienda de Gnomish Crafts —y todos sus sets de dados— desde aquí:

Elia
Redacción del texto.

Director creativo y editor
Diseño y maquetación.
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