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Aún quedan formas por modelar

Manos, memoria y futuro con Joaquín Palacios

"Los fundamentos que aprendí con el modelado tradicional me han acompañado hasta ahora."

Más de veinticinco años esculpiendo mundos: del taller al monitor, pero siempre con la misma mirada.

Joaquín Palacios (@joapala) lleva más de veinticinco años esculpiendo figuras. En ese tiempo ha visto cambiar los materiales, las herramientas y hasta el sentido del oficio. De la masilla al archivo digital, del taller al monitor, ha aprendido que el paso del tiempo modifica los medios, pero no el deseo de dar vida a una figura.

Tras la entrevista con Iván Mata, hubo una frase que se me quedó resonando. 

“En cuanto a la formación en la escultura, di alguna clase con dos verdaderos maestros, como son Raúl García Latorre y Joaquín Palacios.”

Fue la forma en que lo dijo, más que las palabras. Hablaba de Joaquín como «maestro», no como «profesor». Como si una parte de lo que hace hoy siguiera perteneciendo, de algún modo, a aquella enseñanza.

Y ahí pensé: tengo que entrevistarlo.

Cambiar sin perder la forma

Quise saber cómo Joaquín ve el oficio después de tantos años, cómo ha cambiado su forma de trabajar, y qué queda de aquella época en la que todo se hacía a mano, sin pantallas, sin atajos. En su trabajo hay algo que llama la atención enseguida: cada figura parece pensada con calma, sin buscar el impacto ni la grandilocuencia, sino esa naturalidad que hace que un gesto, una postura o una mirada basten para contarlo todo.

"Llevo en esto más de 25 años, así que imagínate si ha cambiado mi forma de trabajar; sobre todo porque empecé cuando no existían figuras modeladas en 3D. Yo comencé trabajando en masilla epoxi (Milliput), más tarde me pasé a la polimérica (Super Sculpey, Fimo…) y finalmente al modelado digital.

Actualmente ya solo utilizo este método, aunque los fundamentos que aprendí con el modelado tradicional me han acompañado hasta ahora."

Cuando le pregunto por el comienzo —ese instante en el que una figura todavía no existe, pero ya empieza a tomar forma en su cabeza—, hace una pausa. «Depende del tipo de trabajo», explica.

"Si es un encargo, siempre parto de un concept. Si es una figura para mí, casi siempre llega como una idea —llamémoslo inspiración—. Después de esa fase, en ambos casos, lo que siempre me gusta trabajar más es la cara y la pose de la figura. Creo que esas dos cosas ya definen la actitud del personaje.

Esa idea, la de la actitud, atraviesa y parece clave en toda su obra. No es solo cuestión de anatomía o de técnica: es el intento de capturar lo que no se ve, ese gesto mínimo que separa una figura correcta de una figura viva. En sus figuras, los rostros no solo miran: sugieren algo. Una emoción, una intención, un gesto que no termina de hacerse. Dando la sensación de que cada personaje está a punto de moverse.

Ni arte ni oficio, los dos

En la conversación surge un tema inevitable: ¿Cómo entiendes tu trabajo —más como oficio, como arte, o como algo intermedio?

"Eso es un eterno debate. Yo no tengo ningún problema en llamarme artesano, porque entiendo que un verdadero artista hace lo que quiere sin estar pendiente de vender su trabajo o agradar a nadie. Y yo, al dedicarme a esto, vivo en su mayor parte de encargos con un concept de por medio. Sí es cierto que algunas veces hago las esculturas que quiero —cuando logro sacar tiempo—, y en esos casos sí podría considerarme artista. Creo que este oficio tiene un poco de todo."

La palabra artesanía me interesa, porque a menudo se usa con cierta condescendencia, como si fuera algo menor frente al arte. Pero en realidad, muchas de las obras que más nos conmueven nacen justo de ahí. 

El mercado de las miniaturas ha cambiado mucho en los últimos años: impresoras 3D, producción digital, coleccionismo. Le pregunto cómo ve esa evolución, qué le ilusiona y si hay algo que le preocupe.

"Sinceramente no sé muy bien por donde va a tirar, con la irrupción de la AI va a haber cambios, eso seguro, si ahora ya está todo saturado con Patreons de miles de figuras no puedo ni imaginarme que va a pasar cuando se modelen con AI a una calidad aceptable.

Por otro lado últimamente está tomando mucha fuerza el coleccionismo privado y cada vez recibo más encargos de figuras no comerciales, lo cual es una puerta abierta a muchísimas posibilidades y una esperanza de que no todo lo va ser modelado por AI.

Lo dice con una mezcla de preocupación y curiosidad, como quien sabe que el cambio es inevitable pero no necesariamente una amenaza. Quizá lo importante no sea resistirse, sino encontrar dentro de ese nuevo paisaje un espacio donde todavía quepan las manos.

Por mucho que avance la técnica, hay una parte del arte que no se deja traducir. Lo imperfecto. Lo que tiembla. Lo que sale mal pero aún así emociona. Ninguna IA podrá copiar eso: no nace de un algoritmo, sino del cuerpo, de las dudas, del pulso.

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Mancharse las manos

Iván Mata nos contaba en su entrevista que aprendió con él, y que el salto al modelado digital le abrió muchas puertas, aunque a veces echa de menos mancharse las manos con el material. Le pregunto a Joaquín cómo vive esa relación entre ambos mundos, si hay nostalgia, si hay pérdida o simplemente evolución.

"Sí, siempre se echa mucho de menos, no descarto volver a hacer cosas tradicionalmente, aunque tendrán que ser más grandes, tipo bustos, porque uno de los motivos por los que me pasé definitivamente al digital fue que la edad no perdona y la vista ya no es igual; ya no sería capaz de modelar una figura pequeña tradicionalmente.

Durante un tiempo trabajé con ambas técnicas simultáneamente, pero me di cuenta de que si quería vivir de esto no podía competir con el digital, por velocidad, capacidad de adaptarse a las peticiones del cliente, etc.

Como proyecto personal, sin duda es más satisfactorio el tradicional, pero como trabajo, el digital se impone. Supongo que igual que en la ilustración."

Hombre de Vitruvio por Joaquin Palacios

En su respuesta, hay, quizá, un poco de melancolía. No por tristeza, sino porque sabe que algo se pierde al dejar de tocar lo que haces. La textura, el peso, el olor… esas pequeñas cosas que ninguna pantalla puede devolver. Acepta que el cambio era necesario, pero al recordarlo se nota un cariño por lo manual, por ese trabajo que se hacía con el cuerpo entero. 

Quizá por eso, lo que —al menos a mí— más me llama la atención de su obra son los pequeños detalles: los gestos mínimos, los pliegues, las expresiones, las arrugas. Ahí, incluso en digital, todavía se nota la mano del escultor.

"Como proyecto personal, sin duda es más satisfactorio el tradicional, pero como trabajo, el digital se impone."

El estilo no se busca

La conversación deriva hacia la técnica. Cómo cambia con los años, cuánto hay de aprendizaje y cuánto de intuición. Si el estilo se elige o simplemente aparece.

"Cuando comencé a trabajar hace 25 años, tradicionalmente en figura histórica, la técnica era lo más importante. Eran 54 mm con un detalle exquisito, y durante muchísimos años la he mantenido, introduciendo variaciones poco a poco. Eso es lo que marca tu estilo: no es algo que se busque intencionalmente.

Después de tantos años haciendo figuras he tenido que cambiar muchas veces la técnica y el estilo; por ejemplo, las figuras para juego de 30 mm no tienen mucho que ver con una figura grande de 20 o 30 cm, o con una figura tipo cartoon."

No habla de estilo como algo propio o cerrado, sino como una consecuencia del tiempo. Las manos cambian, los materiales también, y en ese tránsito se va quedando una huella. Lo suyo no parece una búsqueda de firma, sino de coherencia: que cada pieza suene a verdad, aunque sea distinta a la anterior.

Cuatro figuras y una vida entera

Si habéis leído otras entrevistas de Turno, sabréis que a veces me gusta colar una pregunta trampa. No para pillar, sino para ver por dónde respira la persona al mirar atrás. Así que, aquí vamos: le pido a Joaquín que elija una miniatura, o varias, que sienta especialmente significativas en su trayectoria.

"En mi caso es muy complicado, son muchos años y tengo la sensación de estar traicionando al resto de mis obras, pero voy a nombrar cuatro. Una que creo que marco un punto de inflexión en mi carrera sería la figura de Legolas que hice para Miniaturas Andrea (lamentablemente no tengo una buena foto, así que disculpad la calidad), hasta entonces solo modelaba figura histórica bajo la estricta supervisión de la marca, en este caso me dejaron libertad y creo que mereció la pena porque abrió una puerta a la miniatura de fantasía (aunque no lo creáis, no existía gran cosa mas allá de los 30mm de juego) y a la posterior serie Warlord Saga, donde además coincidí con unos cuantos de los mejores pintores e ilustradores que ha dado este mundo de la miniatura (José Palomares, Julio Cabos, Alfonso Giraldes, David Rodríguez, Pedro Núñez, Iván Gil…)

Otra figura a la que le tengo un gran cariño es Aeringunr, porque fue la primera de un proyecto muy especial con mi mujer @wendygital_: la colección Épica Tales, diseñada por ella y modelada por mí.

Por irme un poco más cerca en el tiempo, una escena que realicé para mi amigo y coleccionista Javier Hernández, basada en los libros El nombre del viento y en un cuadro de Pedro Núñez. La verdad es que fue un proyecto muy especial para todos.

Y por nombrar una obra digital, estoy especialmente contento de mi escena The Goblins Gang, una de esas obras hechas durante muchos meses en ratos libres y pensando simplemente en disfrutarla.”

Legolas por Joaquin Palacios
Aeringunr por Joaquin Palacios
El Nombre del Viento por Joaquin Palacios
The Goblins Gang por Joaquin Palacios

Épica Tales es una línea de figuras de fantasía creada por Joaquín y Wendy. Ella se encarga del diseño conceptual y artístico, y Joaquín del modelado. 

wendydigital
@wendygital_

Creadora de @epicatales y @epicataleschronicles

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Una última trampa

(Puedes no mojarte), le advierto. Pero, claro, siempre me gusta acabar con una pregunta que obliga a hacerlo un poco. Si pudieras cambiar una sola cosa en cómo se entiende hoy el hobby de la miniatura, ¿Cuál sería?

"Lo único que sí cambiaría es la gran saturación de figuras que hay. Antes podías seguir todas las novedades que había en un mes; hoy en día es imposible. Echo de menos esa sensación. Creo que hay muchas más figuras de calidad que antes, pero se pierden entre tal cantidad de lanzamientos."

No suena a queja, sino a una constatación tranquila. Antes había menos, pero se valoraba más. Ahora todo va tan rápido que cuesta detenerse en una sola pieza. Quizá lo único que se echa de menos es eso: el tiempo para disfrutar de lo que ya existe.

Si te ha gustado la entrevista y quieres ver más de su trabajo, puedes visitar su tienda:

En Joaquín hay algo de ese gesto antiguo: trabajar sin prisa, sin la urgencia de dejar huella, pero sabiendo que cada figura acaba llevándola igual. Su trabajo no busca reinventar nada, solo permanecer fiel a una forma de ver, su forma de ver.

Más que un escultor del pasado o del futuro, Joaquín parece alguien que permanece justo en medio: en ese punto donde la tradición y la técnica se dan la mano y se dejan modelar.

Y mientras hablamos de todo esto, Joaquín sigue creando. Su nueva pieza, Dungeons Part 4: The Party, es un buen ejemplo: una colaboración con el ilustrador @justingerardillustration, una escena luminosa y llena de humor que celebra justo eso —el placer de imaginar juntos.

Y tú, ¿qué piensas?

¿Qué figuras, gestos o artistas te han marcado dentro del hobby? Te leemos en comentarios.

@whoisrooster, fundando desde los márgenes
@whoisrooster

Director creativo y editor
Diseño y maquetación.

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