Hace un tiempo me propuse montar algo. Nada grande. Algo pequeño, cuidado y con cariño. Un lugar común, en el que hablar de hobbies, hobbies que no suelen estar en el centro del salón, en los que no hay gradas, ni himnos, ni repeticiones a cámara lenta. Juegos de mesa, escultura de miniaturas, entrevistas, rol, dados que pesan distinto depende del día.
Pero antes de empezar, me encontré con una película. La película no es importante, Bunraku (Guy Moshe, 2010). En la barra de un bar llamado “El Jinete Sin Caballo”, Woody Harrelson pinta con pincel un dibujo de un personaje de papel recortado. Yoshi, uno de los protagonistas, lo mira extrañado. Woody levanta la vista y le dice:
—Este es mi hobby. Los cómics desplegables.
—¿Cómics?
—Ah, es para niños.
—No. Es para personas con imaginación.
Y con eso me quedé, de una película de artes marciales que tiene un 18% en Rotten Tomatoes, en realidad es algo muy evidente: hay ciertas formas de imaginar, que no tienen edad. Y muchas veces, los hobbies no tienen por qué ser una evasión, a lo mejor, uno no pinta miniaturas para no pensar en el trabajo, sino para construir un lugar en el que sí quiere estar.
Y por eso, se me ocurrió montar esto, la idea es muy sencilla: intentar aportar algo. Algo que, si alguien lo ve en algún momento, le invite a probar. Hay hobbies que son para pasar el rato. Y hay otros que se quedan contigo. Que te hacen construir, pensar, compartir, perder el tiempo con sentido.
Ojalá esto sirva para que algunos sean un poco más conocidos.
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